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CARACTERÍSTICAS SOCIOEMOCIONALES EN LOS NIÑOS CON ALTAS CAPACIDADES

Las altas capacidades tienen un componente emocional así como intelectual.

La complejidad intelectual va de la mano junto con una profundidad emocional. Del mismo modo que el pensamiento de los niños con altas capacidades es más complejo y de mayor profundidad que el de otros niños, así lo son sus emociones en cuanto a complejidad e intensidad.

La intensidad emocional de los niños con altas capacidades no se trata de una cuestión de sentir más que el resto de la gente sino de una manera de experimentar el mundo distinta: viva, absorbente, penetrante, abarcadora, compleja, dominante…,una manera de estar inquietamente vivo.

El origen de esta intensidad emocional se remonta en la alteración en el patrón evolutivo normal de la persona, ya que en estos niños existe una disincronía en su desarrollo psicomotriz, sensitivo, intelectual, imaginativo y emocional, (nos desarrollamos al unísono sincronizados en todas estas áreas). Esto continúa toda la vida, es un desarrollo diferente, es una forma de ver la vida diferente, por lo que es muy importante ayudarles a expresar su corriente emocional para que puedan canalizar.

Estamos hablando, por tanto, de que los niños con altas capacidades presentan ciertas características psiconeurológicas :

  • Se sienten “diferentes”, pueden creer que nadie de su edad piensa como ellos o sobre las cosas que a ellos le interesan, y desean ser como los demás, por ello en ocasiones ocultan su talento en clase para evitar celos, envidias y competencia, con la finalidad de ganar amigos y ser aceptados en el grupo (efecto Pigmalión).

  • Experimentan emociones fuertes, reaccionando a situaciones que pasan inadvertidas para otros. Parte de esta aparente sensibilidad es el producto del desarrollo asincrónico, es decir, ideas y conceptos adelantados a emociones propias a su edad (síndrome de disincronía).

  • Personalidad perfeccionista. En el niño con altas capacidades el perfeccionismo puede ser extenuante, en particular, por el miedo al fracaso ante objetivos elevados. Por ello, suelen evitar tomar decisiones importantes para no correr riesgos

Por estas características de la personalidad, sensibilidad y perfeccionismo, estos niños tienen riesgo de aislamiento social, inhibición, negación a tareas escolares, rebeldía y acoso escolar. Al no comprenderse su conducta infantil con una capacidad de razonamiento tan elevado, puede aparecer un desequilibrio y falta de sintonía con sus iguales. Como consecuencia pueden presentar estrés emocional, tristeza y depresión. Su perfeccionismo puede llevarle a una excesiva autocrítica y falta de confianza en sí mismo.

Todo lo descrito anteriormente, influye en su sensibilidad, su autoestima y su autoconcepto.

Estos niños reciben la información que les rodea y responden de forma rápida e intensa.

Dabrowski, psicólogo, psiquiatra y médico polaco, sugirió tres aspectos para valorar el potencial de desarrollo: habilidades especiales, factores autónomos y sobreexcitabilidad.

Los factores autónomos se refieren a la motivación y autodeterminación que, no han sido considerados lo suficiente en la atención dada a los alumnos con altas capacidades. La sobreexcitabilidad contribuye al nivel de intensidad general del alumno. Es una sobreexcitación intelectual, emocional, imaginativa, sensorial y psicomotora. Al ser niños que captan más, tienen más sensibilidad en todos los sentidos, y si son más sensibles a los estímulos, se le acumulan de manera que procesarlos puede ser bastante complicado.

La personalidad del niño con altas capacidades hace que estos niños tengan numerosos centros de interés, por lo que es fundamental que conozcan cosas nuevas pero que tampoco los padres piensen que su interés repentino es señal de su futuro, pasará por muchos periodos. Es difícil para ellos mantener la atención con la disciplina que requiere una formación reglada, por eso muchos son autodidactas, odian las rutinas y las clases académicas, que a menudo no les permite plasmar su creatividad que es lo que de verdad necesitan.

La clave de los niños con altas capacidades no es su inteligencia, que también, sino su creatividad, su capacidad para aprender en abstracto, ellos son capaces de aprender con hipótesis creadas en su imaginación, es lo que se llama aprendizaje en red, creando una red de conexiones neuronales que relacionan unos aprendizajes con otros permitiendo que sean más fluidos y amplios.

Manifiestan estas capacidades cuando el estímulo les atrae, cuando les interesa y se sienten motivados, con cosas más simples pueden mostrar una imagen mediocre o inepta que desconcierta a sus profesores y no llevan siempre al buen diagnóstico y al éxito escolar.

En definitiva, los estudiantes con altas capacidades tienen un excepcional conjunto de necesidades afectivas. Algunos de los problemas asociados a las altas capacidades son externos en su origen, como hemos visto, y otros son internos, basados en el desarrollo adelantado o en el mayor desarrollo del sistema nervioso central.

Lo más importante que podemos hacer para ayudar a estos niños es aceptar sus emociones: necesitan sentirse comprendidos y apoyados. Hay que explicarles que sus sentimientos intensos son normales en los niños como ellos. Ayudarles a usar su intelecto para desarrollar su auto-conocimiento y su auto-aceptación. Los juegos, la diversión y el ocio son actividades esenciales para que adquieran un fuerte desarrollo emocional.

Podemos ayudar a nuestros niños emocionalmente intensos a aceptar su mundo interior de experiencias y que lo vean como un punto fuerte.

Hablar de nuestras emociones y saberlas reconocer puede ser muy difícil de hacer en esta sociedad que valora por encima de todo lo racional y el razonamiento lógico y que entiende las emociones como lo opuesto a lo racional. Sin embargo, si la intensidad emocional es vista por los padres y profesores como un punto fuerte y se presenta como algo positivo, se ayuda a los niños a entender y valorar este don.

Finalmente, se debe buscar el consejo de profesionales preventivos si resulta apropiado; eso es importante tanto para apoyar su sano desarrollo emocional, como para prevenir problemas sociales y emocionales. Resulta prácticamente imprescindible poner a disposición de estos niños recursos educativos especializados, impartidos por terapeutas profesionales, para ayudarles en su educación emocional y darles herramientas para su desenvolvimiento en la relación con sus iguales.

De esta manera, se les ayudará a estos niños a poder expresar su propia excepcionalidad en el mundo y a usar sus dones y talentos con confianza en sí mismo y felicidad.

Por Silvia Míguez


 
 
 

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